Hace dieciocho años cuando uno compraba el Diario El Sol, te regalaban una novela de fácil lectura. Del estilo “El Gato Negro” de Allan Edgar Poe, novela negra de Juan Madrid, los clásicos “El Decamerón” de Boccaccio o algún libro de poesía europea.
Y así, con ese reclamo, fue como fui combinando las materias de primero de bachillerato con la lectura de libros y periódicos. En su staff ponía que era del Grupo Anaya y por su línea editorial parecía continuar con la idea de Ortega y Gasset. Lo que más destacaba era su color y su luz, que duró sólo dos años. Es lo que yo llamo “el bienio ilustrado de la prensa de mi adolescencia". Y ciertamente adolecí cuando desapareció.No sé realmente cuales fueron los motivos de ello. Alguien dice que la mano de Berlusconi. Pero echo de menos, diarios tan elocuentes, tan de culto. Porque ahora, salvo honrosas excepciones, sólo encontramos en los quioscos: panfletos políticos y cupones para una cubertería.
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