Calle Mudo

Paralela a la calle Santiago, y desde la plaza de Jesús podemos encontrar una calle de mediana longitud de renovada pujanza: La calle Mudo.

En otro tiempo era callejón de salida a las puertas de servicio de las casas de la calle Santiago. Hoy en cambio, ha ganado en capitalidad, al construirse sobre la misma nuevas viviendas en su zona media y al haberse operado una gran reforma en su alineación y pavimento.

Comenzamos el recorrido en sentido ascendente, desde la plaza de Jesús, justamente desde la Puerta del Arco. Esta puerta del arco tenía su significado, pues daba acceso a un antiguo callejón que se anexionó a varias viviendas y era llamado "de las Matanzas". La puerta de madera se encuentra bajo un arco sostenido por una columna de mármol, y es recuerdo del casino "El liberal" de tiempos de la Restauración.

Lindando a la misma se encuentra la Casa Museo Posada del Moro, que nos trae recuerdos de Esteban Márquez quien le dio esplendor, gracias a la valiosa obra de restauración de albañiles de la localidad, que la han convertido en morada de obras pictóricas, numismáticas y de minerales.

Un poco más adelante se abre paso la calle San Benito, hoy denominada Pablo Romero Alamillo. La estrechez de la calle se va mitigando conforme subimos, donde encontramos casas de nueva construcción que han dado un significado residencial a la misma. En su parte alta aún se guarda el aroma de los antiguos huertos, donde también se han construído locales y garajes. Al finalizar la senda llegamos a la travesía de Santiago.

Desde mi más prístina infancia frecuentaba esta calle, con ocasión de los juegos infantiles que en ella se podían celebrar. El vecindario, en otro tiempo, se arremolinaba igualmente en torno al trípode del pintor o bien las vecinas conversaban por las esquinas, al ser zona de paso del extrarradio al centro de la localidad.

Cada verano, la calle del Mudo recibe al visitante con los brazos abiertos, como queriendo traer la vida de otro tiempo. No estaría mal que el Museo volviera a resurgir, para poder volver a observar los trazos de un artista y devolver sus espacios al ciudadano.